Termocoagulación para VPH: tratamiento eficaz y rápido para lesiones de bajo grado en el cuello uterino
Introducción
Recibir un diagnóstico de lesiones por el virus del papiloma humano (VPH) puede generar miedo, incertidumbre y muchas preguntas. ¿Me va a dar cáncer? ¿Necesito una cirugía? ¿Hay alguna forma de eliminar esas células anormales sin afectar mi útero?
Afortunadamente, la medicina avanza, y hoy contamos con opciones rápidas, eficaces y poco invasivas como la termocoagulación, un tratamiento especialmente indicado para lesiones leves causadas por el VPH o casos de cervicitis crónica resistente a tratamiento.
En este artículo, te explicamos todo sobre la termocoagulación: qué es, cuándo se usa, cómo es el procedimiento, qué cuidados necesita y qué beneficios tiene frente a otras técnicas más agresivas como el LEEP o la conización. Todo con base en la experiencia profesional del Dr. Adrián Castro, gineco-obstetra y especialista en salud oncológica de la mujer.
¿Qué es la termocoagulación y cuándo se utiliza?
La termocoagulación cervical es un procedimiento médico que utiliza calor controlado para eliminar tejido afectado en el cuello del útero. Es parte de los llamados tratamientos ablativos: técnicas que destruyen células anormales sin necesidad de corte o extracción de tejido.
Esta tecnología se ha convertido en una herramienta muy útil para tratar:
- Displasias cervicales leves (lesiones de bajo grado) causadas por el VPH.
- Cervicitis crónicas sintomáticas que no responden a antibióticos.
- Casos de infección local persistente del cuello uterino.
Es un procedimiento ambulatorio, seguro y rápido, que se realiza en el consultorio con instrumentación especializada. Y su función principal es eliminar las células que han sido modificadas por el virus, permitiendo al tejido sano regenerarse.
¿Qué tipo de lesiones trata y cuáles no?
Es muy importante dejar algo claro desde el inicio: la termocoagulación está indicada únicamente para lesiones de bajo grado. Es decir, aquellas que:
- No muestran signos de progresión hacia el cáncer.
- No afectan capas profundas del cuello uterino.
- Han sido confirmadas por colposcopia y biopsia como displasias leves (NIC 1).
No debe utilizarse en:
- Lesiones de alto grado (NIC 2 o NIC 3).
- Sospechas de cáncer invasor.
- Pacientes con resultados citológicos graves o con indicación quirúrgica.
Además, la termocoagulación no sustituye el seguimiento médico, ni elimina automáticamente la presencia del VPH. Pero en muchos casos, al eliminar las células infectadas, se estimula una respuesta inmunitaria local que ayuda a combatir el virus.
¿Cómo es el procedimiento? Paso a paso sin tabúes
La termoagulación es rápida, bien tolerada y mínimamente invasiva. No requiere hospitalización ni anestesia general. Así se realiza:
- Evaluación previa: El ginecólogo revisa los estudios (Papanicolau, colposcopia y biopsia si corresponde) para confirmar que la lesión es de bajo grado.
- Aplicación del calor: Se introduce un pequeño dispositivo que genera calor controlado en la zona afectada del cuello uterino. El calor destruye las células anormales de forma precisa.
- Duración: El procedimiento completo dura entre 1 y 2 minutos. En algunos casos se repite en más de una zona, pero siempre en tiempos muy cortos.
- Sensaciones: La paciente puede sentir un pequeño cólico durante la aplicación, pero no hay dolor posterior.
- Post-procedimiento: Se da una guía clara con cuidados y señales de alerta. La paciente puede regresar a casa el mismo día.
Beneficios reales de la termocoagulación frente a otros tratamientos
Una de las grandes ventajas de la termocoagulación es que preserva el tejido sano, lo que la hace ideal para mujeres jóvenes o que desean mantener su fertilidad. Pero hay más:
Rápida:
- Solo toma uno o dos minutos.
- No requiere hospitalización ni recuperación prolongada.
Eficaz:
- Su tasa de éxito en lesiones leves es comparable a otros tratamientos como la crioterapia.
- Elimina el tejido afectado con precisión.
Poco invasiva:
- No requiere corte ni resección.
- No deja cicatrices visibles ni altera la anatomía del cuello uterino.
Sin dolor ni efectos secundarios severos:
- No hay dolor posterior.
- La recuperación es sencilla y rápida.
Bajo riesgo de complicaciones:
- No hay riesgo de sangrado o infección si se siguen las recomendaciones.
Comparado con técnicas como el LEEP o la conización, que se usan en lesiones más severas, la termocoagulación es una opción mucho más conservadora y amable con el cuerpo femenino.
Recuperación y cuidados posteriores: lo que sí y lo que no
Aunque el procedimiento es rápido, hay algunas indicaciones que deben seguirse para asegurar una recuperación óptima:
Qué NO hacer durante los siguientes 15 días:
- No mantener relaciones sexuales vaginales.
- No usar tampones, copas menstruales ni duchas vaginales.
- No aplicar ningún tratamiento intravaginal no indicado por tu ginecólogo.
Qué PUEDE pasar (y es normal):
- Leve secreción vaginal acuosa o grisácea.
- Sensación de humedad.
- Ningún dolor significativo posterior.
Estas secreciones no indican infección. Se trata del tejido tratado expulsándose naturalmente del cuerpo.
Al finalizar los 15 días, la mayoría de pacientes no presenta síntomas ni molestias. Y en los controles posteriores se puede valorar si hay necesidad de repetir el procedimiento o realizar una prueba de curación para evaluar si el virus sigue presente.
¿El tratamiento elimina el virus del papiloma humano? Lo que dice la evidencia
Una de las preguntas más frecuentes es:
“¿La termoagulación elimina el virus del papiloma humano?”
La respuesta es: no necesariamente, pero sí puede ayudar al cuerpo a eliminarlo.
La función principal de la termocoagulación es destruir las células anormales que el virus ya ha modificado. Esto no significa que el virus desaparezca de inmediato, pero al remover el tejido infectado, el sistema inmunológico tiene más facilidad para combatir el VPH.
En algunos estudios se ha observado que, tras procedimientos ablativos como la termocoagulación o la crioterapia, muchas pacientes logran negativizar el VPH en controles posteriores.
Es por eso que en el seguimiento médico se puede realizar una prueba de curación, que consiste en:
- Repetir la citología o el test de VPH a los 6 o 12 meses.
- Evaluar si hay regresión completa de la lesión.
- Confirmar si el virus fue eliminado del organismo.
Este seguimiento es clave para garantizar que el tratamiento fue efectivo y que la paciente está fuera de riesgo.
Conclusión: tu cuerpo, tu decisión, tu tranquilidad
Las lesiones por VPH no tienen porqué ser una sentencia de miedo ni incertidumbre. Hoy contamos con herramientas como la termocoagulación, que permiten tratar a tiempo, con eficacia y sin agresividad, aquellas lesiones que, si no se atienden, podrían evolucionar.
Lo más importante es:
- No postergues tus controles ginecológicos.
- Conocer tus opciones terapéuticas.
- Elegir un especialista con experiencia, empatía y mirada integral.
La termocoagulación no es una moda ni una solución temporal: es una respuesta moderna, segura y accesible para mujeres que quieren cuidar su salud sin intervenciones mayores.
Y en manos de profesionales como el Dr. Adrián Castro, especialista en ginecología oncológica y salud femenina integral, podés acceder a un tratamiento personalizado, basado en evidencia, sin dolor y con resultados concretos.
Si estás atravesando la menopausia —o creés que estás cerca de ella—, si sentís que algo en tu cuerpo cambió, o si simplemente querés prevenir, podés agendar tu consulta con el Dr. Adrián Castro.
👨⚕️ Gineco-obstetra y especialista en salud femenina y oncológica de la mujer
📍 Clínica Bíblica, Costa Rica
📺 También disponible en YouTube con contenido educativo confiable y claro.
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