Preguntas Frecuentes
La cirugía uterina puede realizarse de dos maneras principales: a través de una incisión clásica en el abdomen o mediante un procedimiento endoscópico utilizando histeroscopia, dependiendo de la ubicación del problema a tratar. Con esta técnica, podemos abordar una variedad de afecciones, como miomas, pólipos y malformaciones como tabiques, siempre y cuando estén dentro de la cavidad uterina y sean accesibles con el histeroscopio. En caso de que la afección se encuentre en la cara externa del útero, puede requerirse una resección mediante una incisión clásica en el abdomen.
Es importante destacar que no todos los padecimientos uterinos requieren cirugía, por lo que es fundamental programar una cita preoperatoria para evaluar adecuadamente el caso. En el caso de que se requiera una intervención quirúrgica para corregir particularidades anatómicas del útero, el tipo de técnica empleada determinará si es necesario un día de internamiento o si puede realizarse de manera ambulatoria utilizando una cámara especial.
La recuperación varía entre 15 días para procedimientos laparoscópicos y hasta 30 días para cirugías tradicionales, según el tipo de intervención.
Antes del procedimiento, se requiere un ayuno de 8 horas. Después de la cirugía, se recomienda evitar esfuerzos abdominales y levantar pesos durante al menos 30 días. Además, se puede utilizar una faja postoperatoria según la recomendación médica para prevenir la formación de hernias.
En cuanto a los riesgos de la cirugía uterina, en casos de resección de miomas, existe la posibilidad de complicaciones por sangrado que podrían requerir la extirpación del útero, especialmente en miomas grandes o cercanos a vasos sanguíneos importantes. Sin embargo, esta complicación es rara.